Quizá eres uno de aquellos que algún día lo pensó.
Llamar a la puerta
Cruzar el umbral de la penumbra
Vivir en la perpetua oscuridad
Dejarlo todo colgado
Dejar que la esperanza vuele con el viento
Cortar los borbotones
¿Por qué no?
Quizá eres uno de aquellos que nunca se paró a pensarlo.
No lo necesitas.
O quizá eres de los terceros: de aquellos que te llegó la fecha límite;
Sin pregunta, ni respuesta, sin aviso previo o recomendación.
Allí, muy al fondo, en nuestros seres,
Algunos quisieron llamarlo “alma”
y quien sabe si quiera de su existencia
lo cierto es que cuando alguien ya no vuelve,
un trozo es arrancado y exprimido
hasta que él o ella consigue llevárselo.
Es nuestro último regalo:
Aquel que no pudimos entregar en mano.
Es entonces cuando todo acontece: millones de palabras,
hechos, recuerdos, memorias, imágenes,
todo confluye en un mar sin sentido.
Y quién no se dijo alguna vez lo dura que es la vida,
lo difícil que es salir adelante,
porque ni siquiera los bienaventurados quedan fuera del juego.
Y a pesar de esto, debemos comprender:
Que la vida, es eso, una ruleta, un juego,
y el tiempo en el que participas tienes que disfrutarlo y compartirlo.
¡Desafíalo!
El juego de las contradicciones.
Aquel que nos crea, nos forma,
y sin el cual no es posible comprender:
El calor sin el frío,
El Sol sin la Luna,
El sabor sin el desabor,
Lo amargo sin lo dulce,
El sueño sin el despertar,
El amor sin el desamor,
La esperanza sin la decepción.
Sigamos todos con ánimo de continuar porque el día que acabe quien sabe si tendremos más oportunidad.
PD: Para aquella a la que nunca tuve el placer de conocer.
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