lunes, 19 de enero de 2009

Y por fin me digno a escribir...

Y sin saber cómo ni porqué, aquí estamos: dos dulces princesitas rodeadas de cientos dulces niños nepalís.Nuestras clases como ya algunos sabéis, van bien, aunque si bien, destacar que nuestros nervios cada día están más a flor de piel. Hay muchos de ellos a los cuales no les apetece aprender Inglés y nos sacan de quicio.No sirven las amenacillas o los cambios de sitio. Así pues, la ignorancia, como siempre sucede, será lo mejor que les pueda pasar a aquellos que no tienen interés.Los demás son soles, soles de primavera en días de invierno. Todos con sus caritas morenas y sus ojos achinados.Dulces sonrisas, alguna que otra con dientes picados, pero todas muy dulces. Tiene diamantes en sus corazones. Y de sus orejas, al igual que de sus narices, cuelgan pendientes, los cuales algunos algunos siendo de oro, nunca llegarán a ser tan valiosos como sus almas.Juegan en la calle, sin coches teledirigidos y nuevas tecnologías. Todos parecen ser felices, a pesar de estar sumergidos en la pobreza; de vivir rodeados de escombros; calles en las que la basura no se recoge; no existen las papeleras ni los containers. Se alimentan a base de arroz y vegetales; en general, viven con lo puesto; viven del día a día. Aquí no hay ahorros, ni cuentas en las Caimán. Todo lo que tienen lo pueden contar con sus dedos. Y es por eso que todo lo comparten. Familias enteras viven siempre juntas, generaciones tras generaciones. Cuando los hijos se casan, las mujeres se van a casa de éste a vivir. De esta manera, las hijas hacen lo mismo en casa de sus maridos.Todos están juntos. Podríamos decir que como los gitanos, o los moros. A todos nos suenan estas frases, ¿verdad? Pues es lo que aquí hay, e imagino que debe ser por causa del no desarrollo, que las familias tienden a estar más unidas. Tampoco deben haber problemas de herencias ni de quien se queda con los abuelos o padres el día de mañana. Otra vez se demuestra que aquello que antes teníamos no era tan malo. Nos movemos con el desarrollo y él se apodera de nosotros, dejando sentimientos de lado; separando familias; haciéndonos la vida cada vez más complicada, más completa pero más complicada. Y aunque tenemos más comodidades, a veces éstas no son tan cómodas ni esenciales como parecen. Habría que preocuparse de ser feliz, ya que al fin y al cabo es lo único que importa. Los paisajes, secos por ahora aunque se sigue cultivando. Eso nunca puede faltar. Rodeadas de enormes montañas. Allí donde mires ves unas cuantas, sobrepuestas las unas a las otras. A veces es difícil distinguir sus formas.No sabes de cuántas se tratan: si de una, dos, tres juntas, o si sólo es una transparente que deja entrever a otra que tiene a sus espaldas. Toda una paranoia, jejeje! Aquellas que están nevadas, sólo las apreciamos a lo lejos. Estamos deseosas de ir a verlas desde cerca. En poco tiempo, espero que eso pase y como que el mañama vendrá muy pronto, aprovecharemos el presente.En nuestra casita las cosas siguen su curso, es decir, que cada día algo nuevo y la vez muy antiguo, se vuelve a estropear. Y así repetidas veces. Ayer un grifo no dejaba de gotear agua. Al final, se nos gastó toda la que teníamos en el depósito, por lo que ya no hay posibilidad de conseguir más hasta el miércoles, que será cuando el horario de luz y agua coincidan y podamos rellenar el tanque otra vez. En cuanto a la luz, dicen que los cortes serán sólo de 10 horas pronto. Sería bastante interesante, pero vaya, una al final se acostumbra. Lo jodido es para los estudiantes, que si no tiene luz por la tarde, con las velas se les cansa la vista y se han de levantar más pronto por la mañana para acabar de los deberes. Si tenemos en cuenta que se levantan sobre las 5 o las 6 de la mañana, imaginad entonces....¡Pobrecillos!Nosotras llevamos ya días levantándonos a las 5.40. Qué, impresionante, ¿no? Pues sí, estamos hechas unas madrugadoras. Nos vamos a caminar con unos hombres de aquí del pueblo, que están entre los 40 y 50 años. Todos son simpatiquísimos y nos tratan genial. Nos invitan a desayunar, nos traen el periódico en inglés, siempre nos ayudan en lo que haga falta. Me encantaría que todos supiérais qué es aquí la "hospitalidad". Es impresionante como la gente te busca para que vayas a sus casas y así te puedan invitar a comer, cenar o simplemente beber un té.La comida también muy rica aunque aquí por norma los restaurantes no tienen menú y ya se nos acaba lo sabido. Deberemos aprender sobre más platos porque si no, nos esperan tres meses comiendo prácticamente lo mismo: noodles, rice, momos y poco más.Y sin mucho más que decir, pero sí mucho más por lo que sonreir, os envíamos aperturas de bocas....Grandes, grandes, como los besos que os merecéis.¡Namaste!

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